Contexto histórico-artístico
A comienzos del siglo XI, en el
Reino de León y
Condado de Castilla se seguían conservando los edificios con tradición y cultura hispanas, sin modificar, mientras que en el
Condado de Barcelona
y algunas partes de Europa había entrado ya con fuerza el arte
románico, acompañado de las nuevas teorías y tendencias hacia la
liturgia romana, aconsejada desde Roma por el papa. En las regiones leonesa y castellana la
Iglesia católica practicaba una liturgia que se había gestado y definido en los
Concilios de Toledo.
Lo mismo sucedía en los monasterios, cuyos monjes seguían las reglas de
los padres de la Iglesia hispanogoda, aun cuando todos ellos, clérigos y
monjes, reconocían la autoridad del papa en Roma y se sentían tan
cristianos como el resto de Europa.
El hecho de que el Reino de León y más tarde el
Reino de Castilla estuvieran inmersos en las luchas de la
Reconquista,
condicionaba un tanto la forma de pensar y de actuar, y esto se
extendía de manera práctica al arte de la construcción y de la
ornamentación, que se mantuvo fiel al pasado y al recuerdo de sus
antepasados próximos: los
visigodos.
1
Historia y evolución del edificio
La iglesia y monasterio de lo que hoy se conoce como
Basílica de San Isidoro tuvo sus orígenes hacia el año 956, en el mismo solar donde se puede ver en la actualidad, solar aledaño a la
muralla romana de la
Legio VII Gemina,
por la parte del noroeste. Toda la parte occidental del edificio está
adosada y superpuesta a ella. Se conservan en buen estado por este
ángulo del noroeste bastantes metros de dicha fortaleza. También se han
podido detectar bajo los edificios de la Colegiata, y tras las obras de
restauración, importantes vestigios romanos: gruesos muros de
ladrillo,
alcantarillas,
cerámica,
tégulas, atarjeas de
letrinas (conducto por donde las aguas de la casa van al sumidero), con el sello de la Legio VII.
2
Del periodo visigodo no queda ni un resto (si es que lo hubo) y del periodo árabe, tampoco, ni de los primeros tiempos de la
Reconquista.
Las primeras referencias en crónicas y documentos aparecen a mediados
del siglo X, dando noticia de las iglesias de San Juan y San Pelayo, que
por estas fechas empiezan a desarrollarse.
3
El rey
Sancho I de León (Sancho
el Craso)
quiso que se edificara esta iglesia. A lo largo de los siglos y hasta
llegar al siglo XXI fue transformándose física y espiritualmente
sufriendo épocas de gran esplendor y épocas de auténtica decadencia. He
aquí las distintas fases por las que pasó; son fases con mucha carga
histórica en las que se hizo notar en gran medida la influencia de los
sucesivos reyes y su entorno familiar.
La iglesia de Sancho I el Craso
Reinando Sancho I (llamado el Craso, hijo de
Ramiro II) aparecen en el año 956 las primeras noticias documentadas sobre este edificio.
nota 3 La intención de este rey fue construir un templo para albergar las reliquias de
Pelayo, el niño martirizado en
Córdoba en el año 925, cuya fama se extendió pronto por toda la cristiandad europea. Hizo las gestiones oportunas con la
corte cordobesa (de la que había sido huésped) para el traslado del cuerpo, pero no vio realizado su empeño porque fue asesinado antes.
Pelayo. Su biografía dice que murió martirizado defendiendo su virginidad.
Su hermana
Elvira Ramírez (monja y regente de su sobrino
Ramiro III) junto con
Teresa Ansúrez,
la reina madre, viuda de Sancho I, consiguieron realizar el proyecto,
así que los restos de Pelayo fueron trasladados desde Córdoba a León.
Pelayo fue un niño cristiano, prisionero en Córdoba en tiempos de
Abderramán III.
Su biografía dice que murió martirizado defendiendo su virginidad. Su
fama y admiración se extendió pronto por el mundo cristiano de Europa.
4 En
Turingia la monja alemana benedictina
Hrotsvita le dedicó un poema:
5
Incliti Pelagi Martir fortisimi Christi Et bone regnantis miles per secula regis Respice Hrotsvitham miti pietate misellam…
Elvira Ramírez era monja en
San Salvador de Palat del Rey,
un monasterio fundado por su padre el rey Ramiro II, construido junto a
su palacio, exclusivo para mujeres de la realeza. Elvira y su comunidad
se mudaron al nuevo templo de San Pelayo, aquel que se acababa de
construir para recibir las reliquias del mártir. Fue levantado este
templo junto a otro pequeño y muy antiguo (conocido como
el antiquísimo) que estaba dedicado a
San Juan Bautista.
nota 4 Elvira y la comunidad trasladada sirvieron tanto en un templo como en el otro.
6
La vida de esta comunidad monástica duró tan solo 20 años en este lugar. En el reinado de
Bermudo II el Gotoso (982-999), León sufrió el ataque y devastación de
Almanzor
(en el 988), quedando arrasadas las dos pequeñas iglesias, San Juan
Bautista y San Pelayo. Por entonces la primera abadesa Elvira ya había
muerto, sucediéndola Teresa Ansúrez, la reina viuda que, al tener
noticia de las inminentes
aceifas de Almanzor, se ocupó (junto con la comunidad) de llevarse el cuerpo de Pelayo a la ciudad de
Oviedo para preservar las reliquias.
7
Infantado de San Pelayo
El
Infantado
fue una célebre institución medieval de mediados del siglo X,
establecida a favor de las infantas solteras que vivían como religiosas
en los monasterios; dichas infantas llegaron a regir gran cantidad de
cenobios aportando como
dote poblados y propiedades varias.
Estas infantas solteras leonesas ostentaron el título de
Dominas o
Abadesas. El
Infantado de León tuvo su comienzo en el
monasterio de Palat del Rey, creado por el rey Ramiro II para su hija
Elvira.
Al trasladarse la comunidad de Palat del Rey al monasterio de San
Pelayo (todavía no se llamaba San Isidoro), la institución tomó el
nombre de
Infantado de San Pelayo. Una comunidad de canónigos atendía a las monjas en calidad de capellanes, siempre bajo la autoridad de la
abadesa o
domina.
8
También a mediados del siglo X se instituyó en
Covarrubias el
Infantado (o Infantazgo) de Covarrubias, para las infantas de la realeza y para las hijas de los condes de Castilla que ostentaban igualmente el título de
Infantas.
9
La iglesia de Alfonso V el Noble
Alfonso V
(el de los Buenos Fueros), rey leonés desde 999 a 1028, tras el paso
arrasador de Almanzor por la ciudad de León mandó reconstruir muchos
edificios, entre ellos el monasterio de San Pelayo y la iglesia de San
Juan Bautista.
nota 5
Fue construida esta iglesia con materiales pobres (según dice el cronista obispo
Lucas de Tuy,
ex luto et latere
es decir, de tapial y ladrillo), con planta tradicional, un testero
tripartito, recto, y con dos cementerios para la gente de alto rango:
uno a la cabecera para obispos y algunos reyes que yacían en León, sobre
el que construyó un altar a
Martín de Tours; otro a los pies (
in occidentali parte), como un
atrio sin cubrir, dedicado a enterramiento regio, donde puso los cuerpos de sus padres
Bermudo II y
Elvira García, y donde él mismo fue enterrado. Sobre su tumba hay un
epitafio que dice que edificó la iglesia de San Juan de barro y ladrillos. Esta es la iglesia que se conoce como
iglesia antigua y que debió ser de proporciones muy pequeñas.
Lucas de Tuy, llamado el
Tudense,
10 dice:
Fizo también la iglesia de Sant Juan Baptista en esa çibdad de cal y
ladrillo, y cogió todos los huesos de todos los reyes y obispos que eran
en essa çibdad y enterroles en esa iglesia.
Se reorganizó de nuevo la comunidad de monjas y la comunidad de
canónigos, todos bajo el mandato de la nueva abadesa Teresa, hermana de
Alfonso V. En 1028 viajó hasta Oviedo para vivir definitivamente en el
monasterio de San Pelayo de esta ciudad asturiana y estar cerca de las
reliquias del mártir. Allí murió y fue enterrada.
La iglesia románica de Fernando I y su esposa Sancha
Sancha de León, hija de
Alfonso V, fue abadesa del monasterio de San Pelayo desde muy joven. Junto con su esposo
Fernando
fueron reyes de León desde 1037. Sancha influyó notablemente en el rey
Fernando para llevar a cabo una edificación en piedra de la iglesia de
San Juan Bautista, convenciéndole además para que su enterramiento
tuviera lugar en este templo y no en el
Monasterio de Arlanza, ni en el
Monasterio de Oña,
dos posibilidades que el rey barajaba. El proyecto se llevó a cabo
mandando derribar la humilde iglesia anterior de Alfonso V y
construyendo en su lugar un templo con buena piedra labrada, según se
hace saber en las crónicas.
nota 6
No fue un templo grande y abierto a los fieles sino una pequeña iglesia
palatina para uso de sus mecenas Fernando y Sancha, que vivían en su
palacio ubicado junto al monasterio dúplice (con una comunidad de monjas
y otra de canónigos como ya se ha explicado).
11
Reconstruyeron también el espacio dedicado a
Panteón de Reyes. Así consta en la lápida de consagración y así lo atestigua el cronista de la época conocido con el nombre de
Silense
que fue además clérigo de San Isidoro. En el cementerio de los pies de
la iglesia (el actual Panteón de Reyes) fueron enterrados estos reyes
fundadores: Fernando, Sancha y tres de sus hijos:
Urraca,
Elvira y
García. Está también el
cenotafio del último conde de Castilla,
don García. El epitafio de Fernando I muerto en 1065 dice así:
Fecit ecclesiam hanc lapideam qui olim fuit lutea.
Para engrandecer la iglesia y según costumbre de la época era
necesario contar con importantes reliquias, por lo que hicieron traer en
1062 desde Sevilla el cuerpo de
San Isidoro
y desde el monasterio de Arlanza las reliquias de San Vicente de Ávila
que se guardaban allí a raíz de las razias de Almanzor. Contaban también
desde antiguo con la mandíbula que se decía era de San Juan Bautista.
12
El 21 de diciembre de 1063 se consagró esta nueva iglesia bajo la
advocación de San Isidoro, ofreciendo una solemne ceremonia, y los
monarcas dotaron al lugar de un importante ajuar sacro, que desde el
punto de vista del arte constituye una verdadera joya del románico de
aquellos tiempos. Desde esta consagración la dedicación del templo fue
en exclusiva a San Isidoro.
nota 7
Mantuvieron los reyes una absoluta protección al templo, acudiendo a
él en todas las ocasiones propicias. Los cronistas escriben incluso
sobre las emocionantes escenas de Fernando I acudiendo al templo en los
momentos finales de su vida.
13 La dotaron de reliquias insignes y de objetos de
orfebrería, la enriquecieron con tesoros, así como enriquecieron al monasterio con un vasto patrimonio.
El edificio románico
Ésta fue la primera iglesia románica que se levantó en el Reino de León siguiendo las modernas corrientes de este estilo.
14
El edificio románico de Fernando I y Sancha era de dimensiones
reducidas: 16 metros de largo, con tres naves, la central de tres metros
de ancho y cerca de 2 metros las laterales. De gran altura: 12 metros
la central, 7 las laterales. La cabecera era tripartita con testeros
rectos y escalonados cubiertos con
bóveda de medio cañón. No tenía
crucero.
Puerta de entrada desde el templo al espacio del Panteón que fue cegada a
comienzos del XII con motivo de las nuevas obras de ampliación.
Edificaron el panteón regio a los pies, al que se accedía desde el
interior de la iglesia a través de una puerta que todavía existe y que
está condenada. Sus muros —según consta por las excavaciones— estaban
alineados con los de las naves de la iglesia. Fue un espacio cerrado,
con dos alturas, la de abajo para enterramiento y la de arriba dedicada a
tribuna real.
De esta fase de construcción pervive en la actualidad: el Panteón,
una portada o puerta con capiteles esculpidos que está en la planta
superior del Panteón, entre los actuales Archivo y Tesoro, la Tribuna
real, los dos pórticos adosados y los dos primeros cuerpos de la torre.
También los muros norte y occidental, que fueron incorporados a la
siguiente edificación de Urraca
la Zamorana. En 1908 el conservador y arquitecto
Juan Nepomuceno Torbado,
al hacer unas restauraciones, puso al descubierto la planta antigua y
los cimientos de esta iglesia; años más tarde, en los trabajos de
solado
de 1971 pudo contemplarse de nuevo el trazado de dicha planta y su
estudio corrió a cargo del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid,
cuyas excavaciones fueron dirigidas por el profesor Williams.
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Restauración y ampliación de la infanta Urraca
Doña Urraca, Reina de Zamora, según un grabado de la revista Zamora Ilustrada de 1882.
La iglesia de
Urraca la Zamorana
es el edificio del siglo XII que se puede ver en la actualidad. Las
tres puertas del románico pleno, puerta del Cordero, Puerta del Perdón y
Puerta Norte, fueron hechas en este espacio de tiempo. También hizo
cambios en el Panteón real, una estancia que ya existía cerrada y como
cementerio en tiempos de sus padres.
La infanta Urraca Fernández de Zamora, soltera, era también dómina del
Infantado de San Pelayo
y ostentaba el señorío de los monasterios del reino cuya cabeza era el
de San Isidoro de León. A la muerte de su madre Sancha en 1067 heredó el
patrocinio y mantenimiento del templo. Mandó hacer muchas obras de
ampliación y así consta en su epitafio de 1101:
Ordenó agrandar su iglesia y la enriqueció con numerosos presentes. (Ampliavit ecclesiam Istam)
A partir de estas reformas empezó a conocerse el templo como
iglesia nueva.
La infanta Urraca mandó hacer la decoración pictórica del Panteón y
donó muchos más tesoros entre los que se conserva el célebre
Cáliz.
Planta de la colegiata. Actualmente ha perdido la cabecera, sustituida
por una gótica. A los pies de la iglesia puede verse el espacio que
sirvió de Panteón de los Reyes del reino de León.
No logró ver terminadas las obras que por el contrario concluyeron
Alfonso VII y la hermana de éste, Sancha, también dómina del Infantado.
Se desconoce el nombre del arquitecto que realizó estas obras. La
ampliación fue hecha sobre todo por la parte meridional y oriental,
doblando las dimensiones y añadiendo el brazo del crucero. Se inició con
la construcción de una nueva cabecera unos metros más hacia el este sin
destruir la obra de Fernando y Sancha, avanzando hacia los pies donde
se encontraban con el límite del panteón y las galerías al oeste y al
norte. Al llegar a la cabecera de la
iglesia antigua y al
proyectar su destrucción, respetaron los muros norte y occidente, lo que
condicionó la anchura de las naves laterales que tuvieron que ser más
estrechas que la extensión de los nuevos ábsides. Se pararon las obras
durante unos años a la altura de las ventanas de la nave mayor, sin que
se conozcan muy bien las razones.
Entrado el siglo XII se reanudaron las obras dirigidas esta vez por el arquitecto
Pedro Deustamben
que también había trabajado antes de la muerte de la Infanta Urraca. Es
de suponer que las naves se iban a cubrir con techumbre de madera, pero
este nuevo arquitecto optó por rematar la nave central, elevada a gran
altura, con una bóveda de cañón y le proporcionó luz directa con
ventanales.
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En general las obras realizadas por este arquitecto fueron de una gran
audacia sin resultados demasiados satisfactorios, cuyas consecuencias
fueron: deformación de todo lo construido, hendidura a lo largo de la
bóveda alta, inclinación de los muros hacia fuera y amenaza de ruina.
Todos estos defectos no se manifestaron desde el principio sino que
fueron acentuándose y corrigiéndose a través de los siglos, hasta llegar
a las obras del siglo XXI en que tuvo lugar una importante y definitiva
restauración.
Alfonso VII y su hermana Sancha. Fin de las obras.
Alfonso VII y su hermana
Sancha Raimúndez, dómina del Infantado de San Pelayo, ambos hijos de
Urraca y
Raimundo de Borgoña, concluyeron las obras iniciadas por su tía abuela Urraca y consagraron la iglesia solemnemente el seis de marzo de 1149.
nota 8
La infanta Sancha restauró la vida monástica y ella misma profesó en
el monasterio. En 1147 mandó que este monasterio dependiera de los
canónigos regulares de san Agustín
trasladando la comunidad de monjas fuera de León. La infanta se encargó
de que se edificasen los edificios destinados a los canónigos. Poco
después el monasterio fue elevado al rango de
abadía.
La iglesia en tiempos de Fernando II
Fernando II, rey desde 1157 a 1188, segundo hijo de Alfonso VII, fundador de las órdenes militares de
Santiago y
Alcántara, consiguió del papa
Alejandro III
que se nombrase al monasterio y su iglesia como dignidad de abadía, con
una serie de privilegios entre los que se encontraba la exención de
toda jurisdicción episcopal bajo el título de
Hija predilecta de la Iglesia Romana.
En esta nueva categoría tuvo como primer abad a Menendo que la dirigió
desde 1156 a 1167. En total pasaron por la abadía 66 abades, hasta su
final en marzo de 2003.
nota 9
Reformas de los siglos XV y XVI
Además
de las grandes reformas hechas durante el periodo románico, el complejo
arquitectónico de San Isidoro sufrió obras parciales, modificaciones
mandadas hacer por diversos personajes para su propia gloria y
conveniencia en unos casos o para la mejora general en otros. En el
siglo XV el abad Simón Álvarez mandó empotrar la tribuna gótica entre
las tres primeras arcadas de la nave.
El padre Juan de Cusanza (alias Juan de León)
nota 10
mandó construir la capilla gótica de San Martín y mandó derribar la
capilla mayor románica para construir la actual, cuyos trabajos
comenzaron en 1513 a cargo del arquitecto
Juan de Badajoz el Viejo.
Pedro Suárez de Quiñones, comendador de San Isidoro y gobernador de la provincia transformó la sala capitular para construir su propia capilla fúnebre.
En 1534 el propio Capítulo de la colegiata transformó la tribuna real
adornándola con pinturas murales para convertirla en nueva sala
capitular. Ese mismo año
Juan de Badajoz el Mozo
demolió los palacios reales románicos y en su lugar construyó la
biblioteca con la primera bóveda elíptica del Renacimiento español, para
cuyo acceso diseñó una puerta renacentista que comunicó con la antigua
tribuna románica transformada en sala capitular.
17
El arzobispo Fonseca, Juan Rodríguez, que fue abad de San Isidoro
desde 1519 a 1524, mandó construir el claustro gótico —que fue llamado
claustro de Fonseca—, emparedando tras un muro la antigua galería
románica del siglo XI. En 1574 el arquitecto
Juan del Rivero hizo la escalera principal del claustro.
Siglos XIX y XX
El
siglo XIX fue el peor en la historia de este edificio. En los primeros
años sufrió la ocupación de las tropas francesas con la subsiguiente
expoliación. Las estancias y capillas se convirtieron en cuartel, pajar y
cuadras. Cuando llegó la hora de la retirada, las tropas incendiaron la
iglesia. Años después llegó la
desamortización de Mendizábal
(1835) y como consecuencia hubo nuevos expolios y saqueos. Se suprimió
la comunidad, que fue restablecida el 25 de mayo de 1851 por el
concordato y la
bula Inter Plurima del papa
Pío IX.
Pero la restauración y la puesta en marcha no tuvieron lugar hasta
1894, con los arquitectos Lazar y Torbado, cuyo trabajo duró hasta 1920.
En 1936 el complejo volvió a albergar tropas militares. Pasada la
Guerra Civil Española, obtuvo en 1942 el título de
Basílica menor concedido por
Pío XII.
En 1956 no solo había un serio deterioro físico sino también en lo
que respecta a la comunidad religiosa. La decadencia del Cabildo Regular
a mediados del siglo XX fue tal que la institución estuvo a punto de
desaparecer. Sólo quedaban el abad y tres canónigos ancianos, en estado
de pobreza total y sin esperanza de renovación con nuevas vocaciones.
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El obispo de León, Luis Almarcha se hizo cargo de la situación enviando
una delegación a Roma ante el papa Pío XII, para explicar los hechos y
recibir alguna solución. Tras un concienzudo estudio de las condiciones
expuestas surgió la propuesta de secularizar el Cabildo Regular de San
Isidoro, transformándolo en Instituto Secular y así se hizo el 6 de
marzo de 1956, separando además los cargos de abad y prior. El cargo de
abad se quedaría como presidente del Cabildo secularizado y el cargo de
prior como superior trienal de la Comunidad. Al mismo tiempo, el obispo
de la diócesis asumió cargos especiales siendo nombrado Superior Mayor
del Cabildo Regular. Otros canónigos serían los encargados de restaurar y
mantener el culto en la Basílica de San Isidoro, interrumpido desde
hacía años.
San Isidoro de León, vista nocturna.
Descripción del edificio
El edificio actual tiene tres
naves y
planta de cruz latina. El
ábside
central es del siglo XVI, hispano-flamenco; sustituyó al románico, cuya
planta puede verse porque, a raíz de las excavaciones, se dejó una
marca trazada en el suelo de la capilla mayor. Los ábsides laterales son
románicos con
bóveda de horno.
A pesar de las ampliaciones y reconstrucciones de la época de la
infanta Urraca y el arquitecto Deustamben, el resultado final es
armonioso. Las modificaciones tuvieron que adaptarse al anterior
edificio de Fernando y Sancha, por lo que sus ábsides no tienen la misma
anchura ni el mismo eje que las naves.
La nave central es de gran altura y está cubierta con
bóveda de cañón (como el tramo recto del ábside y el crucero) mientras que las laterales tienen
bóveda de arista. Los arcos de separación de las naves tienen un peralte muy acusado; los del
crucero son polilobulados, detalle de supervivencia de la época
mozárabe.
19
-
-
Ábside lateral románico con bóveda de horno.
-
-
Arco lobulado del crucero.
Exterior del edificio
Sólo
se pueden ver desde fuera la fachada meridional y el ábside meridional.
El resto del edificio está rodeado por otras construcciones y la parte
de poniente está oculta por la muralla (a excepción de la torre). Desde
el exterior se aprecian las tres alturas de las naves. La cornisa de la
nave central es
ajedrezada y se apoya en
modillones de influencia mozárabe.
Las dos portadas románicas corresponden a esta fachada. La más
antigua es la del Cordero y la más moderna, la del Perdón. Son dos
ejemplos del románico pleno, lo más antiguo que se construyó en el reino
de León.
Puerta del Cordero
Está dividida en dos cuerpos: el superior compuesto por peineta barroca y rematado con
San Isidoro a caballo.
En la portada propiamente dicha hay dos
arquivoltas de medio punto con
molduras de
baquetón sobre
columnas. Una tercera arquivolta
dovelada descansa sobre
jambas,
rodeada de moldura ajedrezada. Entre las arquivoltas hay tres molduras
con roleos y palmetas. Las columnas están acodilladas y tienen
basas áticas
nota 11 sobre
plintos muy altos (que no son los originales). Los
capiteles presentan figuras humanas con garras en lugar de pies y manos, personajes alados, en cuclillas y entre vegetales.
Tímpano del Cordero
Tímpano de la Puerta del Cordero.
Es el primer
tímpano conocido del Reino de León, conteniendo diversas escenas.
20 Pertenece al románico pleno del siglo XI. Está esculpido en
mármol blanco y se apoya en jambas que están rematadas por cabezas de
carnero.
Se representa el
Sacrificio de Isaac con el
cordero místico sujeto por dos ángeles, y a ambos lados otros dos ángeles portadores de los símbolos de la
Pasión de Cristo. En la Hispania mozárabe era muy común representar la escena del sacrificio de Isaac en lugar de Cristo crucificado.
21 A la derecha se ve a
Sara en la puerta de la tienda y los dos sirvientes que tomó
Abraham como compañía, uno montado a caballo y otro que se descalza respetuosamente porque va a pisar un lugar sagrado.
Isaac está también descalzo y pueden verse sus sandalias en el suelo.
Abraham, también descalzo, escucha la voz que llega desde el cielo, simbolizada en la “
Dextera Domini”.
El cordero del sacrificio está en un matorral y detrás de él hay un
ángel que habla. Es una representación que concuerda con el texto del
Génesis, exceptuando la figura de Sara. En el lado de la izquierda hay otras dos figuras del Génesis:
Ismael y su madre
Agar. Ismael está representado como tirador de arco:
Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. (Génesis 21:20)
Estas representaciones de Ismael con Agar solo se dan en la Hispania del siglo XI.
22
Todo el
relieve está ejecutado en piedra procedente de la región. En las
enjutas
del arco hay relieves y figuras en mármol reutilizadas que tal vez
procedan de la iglesia de Fernando y Sancha. No corresponden al espacio
en que están colocadas y hay en ellas incoherencia y desorden. Se cree
que estuvieron dispuestas de otra manera y que al restaurar la puerta se
movieron olvidando su primitivo lugar. Por eso la estatua del mártir
Pelayo tiene un libro que correspondería a la estatua de San Isidoro, a
cuyo costado se implantó un verdugo con el cuchillo, correspondiente en
realidad a Pelayo. San Isidoro tiene junto a la cabeza la inscripción
Isidorus.
En el museo de San Marcos hay otra estatua compañera de ésta que
corresponde a San Vicente de Ávila, cuyas reliquias se trajeron también
en 1063.
23 Por encima de San Isidoro se ven los relieves de
David y cinco músicos, más un violinista dentro de círculos concéntricos. Sobre Pelayo hay otro violinista igual, más un tamborilero.
Por encima de estos personajes hay un
friso interrumpido por la rosca externa de la arquivolta que representa los símbolos del
zodiaco
ordenado de derecha a izquierda. Fueron identificados con sus nombres,
unas inscripciones con caracteres de la segunda mitad del siglo XI de
las que aún quedan algunas fuera de lugar. También estos relieves fueron
aprovechados de la iglesia anterior.
-
Estatua de San Isidoro a cuyo costado se implantó un verdugo con el cuchillo, correspondiente en realidad a Pelayo.
-
Relieves de David y cinco músicos más un violinista dentro de
círculos concéntricos. Sobre estos personajes hay un friso interrumpido
por la rosca externa de la arquivolta que representa los símbolos del
zodiaco.
-
Violinista más un tamborilero. Continuación del Zodiaco.
-
Estatua del mártir Pelayo en la enjuta, a la derecha.
-
Segundo cuerpo de la portada con un gran escudo y San Isidoro a caballo.
Esta portada tiene un segundo cuerpo a modo de peineta levantado en
el siglo XVIII, obra de los artistas de apellido Valladolid. Contiene el
escudo real y lo remata
San Isidoro a caballo, siguiendo la leyenda del estandarte real de Baeza (o
pendón de Baeza) que se exhibe en el museo.
Puerta del Perdón
Se llama así porque era la puerta por donde entraban los
peregrinos que iban haciendo el
Camino de Santiago, para conseguir en esta iglesia las
indulgencias correspondientes y el perdón de los pecados.
Se abre en la fachada sur del crucero. Pertenece a la época del románico pleno, y sus relieves están atribuidos al
maestro Esteban, que trabajó en las catedrales de
Pamplona y de
Santiago de Compostela.
Su ejecución es posterior a la Puerta del Cordero. El maestro Esteban
esculpió por primera vez una serie de temas evangélicos que serían
reproducidos después en la portada de la catedral de Compostela, en la
Catedral de Santa María de Pamplona y
en la de Toulouse.
Una cornisa ajedrezada divide esta fachada en dos cuerpos. En el cuerpo superior hay tres grandes
arcos de medio punto,
siendo ciegos los dos laterales. Las columnas del centro son geminadas y
sus basas son áticas, de garras. El ventanal central está cerrado por
una reja románica. El cuerpo inferior está ocupado por la portada
propiamente dicha.
-
El ventanal central está cerrado por una reja románica.
-
Una cornisa ajedrezada divide esta fachada en dos cuerpos.
Tímpano del Perdón
Tímpano de la puerta del Perdón.
El tímpano está dividido en tres dovelas que muestran tres relieves
diferentes con temas que ya están lejos de toda influencia mozárabe y
que artistas anteriores nunca se atrevieron a tratar.
24 Sin embargo en las
enjutas
sí se muestra una reminiscencia mozárabe, no por el tema sino por la
posición que se da a las esculturas de San Pedro y San Pablo; a San
Pablo se le concede el lugar de la derecha (izquierda del espectador,
derecha de la puerta), el preferente, costumbre muy hispánica que
también puede verse en Silos. San Pablo en aquella época era muy
venerado en España donde todavía se seguía la liturgia hispánica o
mozárabe.
25 (Véase foto de sección anterior).
Las tres escenas son:
Ascensión,
Descendimiento y
Sepulcro vacío que contemplan las tres Marías.
Las arquivoltas son de moldura en bocel, muy peraltadas, con columnas
acodilladas. Todo está rodeado de una moldura ajedrezada. El
dintel se apoya sobre cabezas de león y de perro.
La escena de la izquierda, la
Ascensión de Cristo, llama mucho
la atención por la forma en que está tratado el tema, ya que parece que
Cristo es ayudado o empujado hacia los cielos por los dos Apóstoles.
Por el
nimbo de Cristo se ve la inscripción:
Ascendo ad patrem mevm et patrem vestrvm
En el centro se representa la escena del
Descendimiento, de gran realismo, acompañada por dos ángeles turiferarios
nota 12 sobre el brazo horizontal de la cruz.
A la derecha se ven a las
tres Marías
ante el sepulcro vacío cobijado en un arco románico peraltado. Un ángel
desarrolla grandes alas que resguardan todo el conjunto.
Estos temas expresados por el maestro Esteban fueron muy extendidos
por los escultores del Camino de Santiago, que a su regreso lo llevaron a
Francia en una cronología posterior.
26 nota 13
Puerta norte o Capitular
Se
hizo en la parte septentrional del crucero. En el siglo XII daba paso a
la sala capitular en el claustro. Más tarde al convertirse esta sala en
capilla de los Quiñones se clausuró por la parte de la iglesia y se
dejó la puerta sin uso y solo visible desde dicha capilla.
Es semejante a la del Cordero pero con el tímpano liso, que en otro
tiempo estuvo pintado y que en su origen estaría esculpido como las
otras dos puertas. Consta de dos arquivoltas de medio punto cuyos arcos
tienen moldura de
baquetón, que descansan sobre columnas de
fuste monolítico. Tanto en la rosca exterior como en la interior lleva ornamentación de ajedrezado al estilo de
Jaca y de
Frómista.
Son muy interesantes los capiteles, en especial el que representa a
una mujer desnuda, agachada seguida por otra mujer también desnuda que
lleva una serpiente en la mano. En el mismo capitel hay otra serpiente
mordisqueando a un hombre vestido. Además de llamar la atención por el
simbolismo que encierra, se trata de un perfecto trabajo de escultor
clasicista y naturalista
nota 14 que puede verse en algunos capiteles de Jaca y de Frómista. Se atribuye el trabajo al escultor Leodegarius, conocido como el
maestro de las serpientes.
27
Interior del edificio
Bóveda de la capilla mayor.
El interior sorprende al visitante por su intensa luminosidad debido a
la gran cantidad de amplios ventanales de la nave central y del crucero
sur. Posee una rica decoración en impostas de ajedrezado, motivo que se
ve tanto en paramentos rectos como curvos. También los capiteles son
ricos y numerosos.
Capilla Mayor
La Capilla Mayor data del siglo XVI, y su arquitectura se atribuye a
Juan de Badajoz el Viejo.
El padre Juan de Cusanza (alias Juan de León) encargó las obras en el
año 1513, sustituyendo la antigua capilla románica de la infanta Urraca
por la actual gótica. En 1971 se hizo una labor de limpieza y de
restauración del suelo, que se hallaba muy deteriorado. Con ese motivo
salieron otra vez a la vista los cimientos de la planta románica que el
arquitecto Torbado había descubierto en su labor de excavación, y
siguiendo su trazado se hizo un dibujo en el suelo para que se pudiese
ver fácilmente. La capilla está cubierta por
bóveda de crucería con terceletes.
El retablo de factura aún gótica procede de la parroquia de
Pozuelo de la Orden (Valladolid) y fue trasladado a San Isidoro en 1920, año en que esta localidad pertenecía al
obispado de León.
Fue labrado entre 1525 y 1530, contando con la participación en las
labores de talla y ensamblado de un maestro llamado Giralte, quizá
Giralte de Bruselas, y consta de veinticuatro tablas de pintura, atribuidas por
Chandler R. Post a un
Maestro de Pozuelo, cabeza de serie de un amplio número de obras cuyo centro geográfico se sitúa en la ciudad zamorana de
Toro.
28 29 La documentación hallada posteriormente ha permitido precisar que los trabajos de pintura se repartieron entre
Lorenzo de Ávila, seguidor de
Juan de Borgoña
y afincado en Toro, a quien se podría identificar con el Maestro de
Pozuelo creado por Post, y dos pintores vecinos de Valladolid:
Antonio Vázquez, también seguidor de Borgoña, y
Andrés de Melgar, oficial de
Alonso Berruguete, a quien por tal motivo se atribuyen algunas de las tablas más avanzadas estilísticamente.
30
La
custodia es de
plata, del artista M. García Crespo, y guarda la
hostia consagrada expuesta día y noche por privilegio papal muy antiguo, que comparte con la
catedral de Lugo. Bajo la custodia y en lugar preferente se halla la urna
neoclásica que conserva los restos de San Isidoro, obra que el platero leonés
Antonio Rebollo realizó en 1847.
Capilla de la Trinidad o de Santo Martino
Retablo de la capilla del Santo Martino.
El canónigo isidoriano Santo Martino mandó construir hacia 1191
detrás del ábside norte una capilla destinada a guardar el depósito de
reliquias acumuladas a lo largo de sus viajes y que sirviera también
como cementerio común de los canónigos. La capilla era pequeña, de
planta rectangular y cabecera semicircular, y construida con materiales
muy pobres con aparejo de ladrillo. Se llamó capilla de la Santísima
Trinidad. Se hizo una portada de medio punto en el muro norte.
En el siglo XVI se transformó esta capilla en estilo
hispano-flamenco, pasando a llamarse capilla de Santo Martino. El retablo es del siglo XVII, del tracista y ensamblador
Pedro Margotedo, y lleva la imagen del titular. Allí se encuentra la urna con los restos del santo.
Coro
El
coro alto
a los pies es de la primera mitad del siglo XV, de tiempos del abad
Simón Álvarez, cuyo escudo de armas está en una de las claves.
Otras dependencias
Panteón real
Panteón Real. El tema pictórico corresponde a la segunda mitad del siglo XII.
El origen data de los tiempos del rey Alfonso V el Noble que tras el
paso de Almanzor hizo levantar de nuevo la iglesia con pobres materiales
y la dotó de dos cementerios, uno en la cabecera y otro en los pies (
in occidentali parte),
como un atrio sin cubrir, dedicándolo a enterramiento regio; allí
depositó los cuerpos de sus padres Bermudo II y Elvira. Fernando I y
Sancha reconstruyeron también este panteón, siendo ellos mismos
enterrados en él. Así consta en la lápida de consagración y así lo
atestigua el cronista de la época conocido con el nombre de
Silense
que fue además clérigo de San Isidoro. La historiografía moderna
atribuye el resultado final (que se contempla en el presente) a la
infanta Urraca la Zamorana, hija de Fernando I y Sancha.
Fue un espacio cuadrado delimitado por el muro occidental de la
iglesia que tenía una puerta de entrada al templo que fue cegada a
comienzos del XII con motivo de las nuevas obras de ampliación. Se abrió
en compensación otra puerta en el ángulo sur oriental. Este espacio
estuvo cerrado por el sur con un muro medianero con los palacios reales.
La cámara tiene poca altura lo que le da un falso aspecto de cripta sin
serlo. Cuando se cerró la primitiva puerta de acceso al templo quedó
una zona que se convirtió en altar dedicado a
Santa Catalina de Alejandría
y toda la estancia tomó el nombre de capilla de Santa Catalina. En la
documentación de la época puede verse este nombre, alternando con
Capilla de los Reyes.
31
Es un cuadrilátero dividido en seis tramos mediante columnas
centrales. La estructura es abovedada y está recubierta de pinturas. El
tema pictórico corresponde a la segunda mitad del siglo XII; sobre fondo
blanco se recorta en trazos negros toda la temática y se rellenan los
fondos con ocres, amarillos, rojos y grisáceos.
Son muy importantes los capiteles. Los hay con tema vegetal de
tradición hispánica mientras que los historiados de tema simbólico
parecen de influencia foránea. Son significativos los temas bíblicos
pues fueron una primicia del románico.
nota 15
Tribuna
Según
la tradición, la tribuna real era un palco para uso exclusivo de la
reina Sancha, esposa del rey Fernando. En el siglo XII fue reformada,
convirtiéndose en dependencia del palacio de la infanta Sancha
Raimúndez, y más tarde, a finales de ese mismo siglo, el canónigo
isidoriano Santo Martino la convirtió en capilla de Santa Cruz, y allí
tuvo su propio escritorio de trabajo. En el siglo XVI pasó a ser sala
capitular, y desde 1962 alberga el museo de orfebrería, siendo también
conocida como “Cámara de doña Sancha”.
El espacio está situado sobre el Panteón más el pórtico occidental,
compartiendo sus muros y comunicado con ellos por una escalera de
caracol. Consta de dos cuerpos rectangulares cubiertos por bóveda de
cañón. En el muro oriental (que es el occidental de la iglesia) hay una
portada de arco de medio punto doblado y ligeramente peraltado, que se
apea sobre parejas de columnas con capiteles historiados. Su vano está
cerrado en la actualidad, y en su lugar se erigió un altar. En el siglo
XVI fue convertida esta estancia en sala capitular, cuando en la sala
capitular antigua se estableció la capilla de la familia Quiñones. Las
pinturas murales que todavía quedan son de esta época. Desde 1982 es
sede del museo o Tesoro Capitular, con piezas románicas muy valiosas.
32
Museo
El museo llamado también
tesoro está situado en la tribuna
descrita anteriormente. También se exhiben objetos en las distintas
capillas del claustro procesional. Algunos de estos tesoros fueron
encargos de los reyes Fernando y Sancha para engrandecer la iglesia que
ellos habían mandado construir. La dotaron de un importante ajuar
litúrgico, aunque muchas de estas obras de arte se perdieron en los
avatares sufridos a través de los siglos y otras se encuentra
custodiadas en museos ajenos a la Colegiata. Se puede hacer una
selección con las piezas consideradas muy interesantes:
- Arqueta de San Isidoro. Forrada con chapas de plata y realizada hacia 1065. Durante 900 años guardó el cuerpo del santo. Fue muy deteriorada en 1808.
- Arca de los marfiles. Allí se guardaron los restos de Pelayo y de San Juan Bautista. Datada del año 1059. En madera, con 25 marfiles incrustados.
- Portapaz de marfil.
- Marfil escandinavo. Representa un dragón replegado sobre sí mismo. Obra del siglo X.
- Cáliz de doña Urraca de 1100.
- Arca de los esmaltes con representación de la crucifixión y pantocrátor.
- Interesante colección de telas: Dos estolas del siglo XII, 1197 y 1198, tejidas por Leonor de Plantagenet. Fragmentos de telas persas y árabes. Ternos renacentistas.
- Lignum Crucis, ostensorios y relicarios.
- Cruz de altar de Enrique de Arfe.
- Tríptico renacentista con la representación de la Anunciación,
Visitación, Adoración de los Reyes y Calvario. En los batientes está el
tema de las Once Mil Vírgenes, y el de la aparición de la Virgen a San Bernardo. Obra atribuida a Rodríguez Solís.
- Pendón de Baeza, del siglo XIV.33
Es una de las piezas más importantes del museo. La tradición cuenta que
fue bordado en el propio campo del sitio de la batalla de Baeza (aunque tal batalla no existió, pues la plaza se rindió por capitulación pactada).33 Representa a San Isidoro a caballo con espada y cruz, como se apareció en el campo de batalla. Tema relacionado con las representaciones de esta época de Santiago y San Millán. Fondo carmesí, con las armas de León y Castilla. Tiene honores de Capitán General.
Galería
También se conoce este espacio como
atrio
o porche. Esta galería corresponde a la época de Fernando y Sancha,
siglo XI, y fue añadida por el norte y por occidente del Panteón, de
manera que el ala occidental quedó empotrada entre el espacio del
Panteón y la muralla, mientras que el ala norte se extendió a lo largo
del Panteón por su muro norte y siguió hasta el primer tramo de la
iglesia, formando así un ángulo. En el siglo XII se amplió hasta
encontrarse con el saliente del crucero.
Los antecedentes de una galería semejante se encuentran en
Valdediós y
Escalada (finales del siglo IX y primeros del X).
34
Se puede considerar este espacio como el primer ejemplo románico de
cuantas galerías de este tipo fueron construidas después, sobre todo en
tierras sorianas y segovianas aun cuando existen dos diferencias
importantes entre la galería en ele (
L) de San Isidoro de León y
las que fueron construidas después a lo largo de la geografía románica,
en que se puede apreciar que en la mayoría de los casos se dispusieron
en el muro sur de la iglesia y no se cubrieron con bóvedas, sino con
techumbre de madera.
35
Cuando en el primer cuarto del siglo XVI el abad Fonseca mandó construir el claustro de ladrillo (el llamado
claustro de Fonseca o
claustro procesional o
claustro principal),
esta galería fue tabicada y ocultada por su parte norte con un muro de
ladrillo bastante grueso en el que se abrieron unos vanos a la altura de
lo que podría ser un segundo piso. Este muro se elevaba de manera que
tapaba también la fachada norte de la iglesia, con sus modillones
correspondientes. Hacia los años 20 del siglo XX la galería fue
descubierta por el arquitecto Torbado y en 1960 el arquitecto
Luis Menéndez-Pidal
la recuperó. Al mismo tiempo, la parte occidental de la galería fue
también tabicada dando paso a un espacio llamado Capilla de los Arcos.
En la actualidad este espacio se llama Panteón de Infantes, y a él
fueron trasladados algunos enterramientos de infantes reales y miembros
de la nobleza leonesa.
nota 16
En las obras de restauración de los años 60 del siglo XX se derribó
el muro de ladrillo quedando al descubierto bastantes elementos
románicos, entre otros la cornisa de canecillos figurando cabezas de
lobos, fustes varios y capiteles. Hubo elementos encontrados formando
parte del relleno del muro. En el Museo Arqueológico de León se habían
guardado en algún momento seis capiteles que fueron devueltos para
colocarlos en su sitio original. Otros capiteles se labraron de nueva
factura, imitando a los románicos y se señalaron con una
R. Otra restauración importante fue la bóveda que se rehizo con piedra de toba, como había sido hecha la original.
Archivo biblioteca
La cúpula central es ovalada y en sus
pechinas hay cuatro medallones con las figuras de los evangelistas.
Es un edificio independiente construido a finales del siglo XVI por
Juan de Badajoz el Mozo,
que consta de dos plantas, ubicadas sobre el techo del recinto que
ocupa el vestíbulo de entrada. En la actualidad se puede acceder a este
espacio desde la escalera de caracol, construida a un costado del
Panteón o desde el claustro alto. La planta primera es rectangular,
dividida en tres tramos, con bóvedas estrelladas y con altorrelieves y
ventanales renacentistas. La cúpula central es ovalada y en sus
pechinas hay cuatro medallones con las figuras de los evangelistas. Por debajo del arranque de la bóveda se ve una
imposta donde se escribió con letras doradas una serie de elogios destinados a San Isidoro.
Biblia del año 960, mozárabe, del presbítero Sancho miniaturas de Florencio, escrita en el Monasterio de Valeránica.
El archivo contiene volúmenes muy interesantes entre los que puede destacarse 300
incunables, libros raros, 800 documentos en
pergamino, 150
códices y tesoros de documentos hispánicos. Entre todas estas obras pueden destacarse algunas de las más curiosas o importantes:
- Biblia del siglo X (del 960) mozárabe, del presbítero Sancho con excelentes miniaturas de Florencio, escrita en el Monasterio de Valeránica (Burgos).nota 17
- Códice Morales de Job (nº 1 de su Catálogo), escrito por el monje Baltario en 951.
- Tres tomos de una Biblia románica del siglo XII.
- Dos tomos de la obra del Santo Martino, siglo XII donde se recogen
los tratados para la edificación moral de los canónigos. Son ediciones
con ornamentación muy rica cuyas miniaturas se distinguen por los
colores y perfección del dibujo.
- Chronicon Mundi, del Tudense, siglo XV.
La segunda planta está dedicada a taller de restauración
bibliográfica y laboratorio fotográfico, además de tener la vivienda
para el archivero y el secretario.
Restauración de 1960
La
sala se encontraba bastante ruinosa después del paso de las tropas de
Napoleón más los destrozos a raíz de la Desamortización. Se habían
perdido las estanterías y los remates que eran estatuillas de alabastro
con cartelas donde estaba escrita la
letanía isidoriana: Doctor
de las Españas, Espejo de la iglesia, Estrella esplendente, Doctor fiel,
Legislador de los hispanos, Padre de los clérigos, Lirio de la Iglesia,
Esplendor de los sacerdotes, Lucero rutilante, Fulgor de la justicia.
Estas figuras perdidas fueron sustituidas por tallas de madera de nogal,
añadiendo la letanía. Se hicieron estanterías de acero forradas de
nogal y con rejillas doradas.
Se puso suelo nuevo de mármol rojo, vigas nuevas, restauración de
ventanales y vidrieras y se doró la imposta que recorre los muros. Se
separó el vestíbulo de entrada con una verja del rejero toledano
Julio Pascual. En el exterior se restauró la balaustrada gótica de piedra que rodea el edificio añadiendo elementos para el desagüe.
36
Claustro
Vista de un ángulo del claustro.
El claustro principal se construyó en el siglo XI aprovechando el
pórtico o galería del Panteón alargándola hasta dar con el crucero. Fue
el claustro románico más antiguo conocido en España del que sólo se
conserva la parte descrita de la galería.
37
El resto del patio son crujías con bóvedas de nervios del siglo XVI
mandado hacer por el abad Fonseca. En aquella reforma quedó cegada la
galería con un muro de ladrillo que fue demolido a mediados del siglo XX
en las reformas llevadas a cabo por el arquitecto Luis Menéndez Pidal.
Fue entonces cuando quedó la galería románica al descubierto, con sus
canecillos, arcos y capiteles.
A partir del siglo XVI las distintas capillas del claustro se
dedicaron a capillas mortuorias de las familias que tomaban el
patronazgo. Después ocurrieron muchos avatares e incluso hubo
destrucción pero con la restauración y restablecimiento de los últimos
tiempos esas estancias han vuelto a tomar relevancia y han recuperado el
título con el que se las conocía. Muchas de ellas albergan parte del
museo de la Basílica y otras están dedicadas a otros servicios
intelectuales como el antiguo refectorio que es hoy sede de la Cátedra
de San Isidoro.
La segunda planta es obra barroca realizada por los arquitectos Compostizo, Pablo de Valladolid y Santiago Velasco.
Existe un segundo claustro, barroco de 1735, mandado construir por el abad Manuel Rubio Salinas.
Torre
La llamada Torre del Gallo está situada a los pies de la iglesia. Es
de planta cuadrada y eje oblicuo respecto al eje de la iglesia; forma
parte de la muralla romana de manera que el primer cuerpo rodea un cubo
de la misma. En época de Fernando I los dos primeros cuerpos tuvieron
misión defensiva. En el segundo cuerpo hay una estancia con bóveda de
cañón y un arco fajón que se apoya sobre columnas. Se accede a este
cuerpo por la ronda de la muralla. Tiene claridad gracias a unos
pequeños vanos en aspillera.
El tercer piso se eleva a partir de una imposta biselada. Tiene una
sala abovedada con tres ventanas en cada cara de las cuales sólo está
abierta la del medio. El cuarto cuerpo es el de campanas, con dos vanos
en cada cara, de triple arco de medio punto sobre dos parejas de
columnas. Una de las campanas antiguas con fecha de 1086 se conserva en
el museo. Se corona la torre con chapitel de pizarra moderno y una
veleta que es el gallo famoso, símbolo de la ciudad de León. Es pieza
muy antigua que estudiaron hace poco profesionales
arqueólogos,
palinólogos,
entomólogos y
paleógrafos.
La torre tuvo que ser restaurada en la segunda mitad del siglo XX bajo la dirección del arquitecto
Menéndez Pidal y reparada y consolidada con nuevas técnicas a principios del siglo XXI. El segundo piso se dedicó a cámara del Tesoro.
El gallo-veleta
El gallo-veleta de la torre.
El gallo-veleta de la torre de San Isidoro fue durante siglos el
símbolo más preciado de la ciudad de León. Hizo siempre las funciones de
veleta sin presentar ningún problema. Se le miraba a distancia y no se
conocía su historia ni el por qué ni cuándo llegó a la torre. En los
primeros años del siglo XXI, al hacer la profunda restauración de la
torre se desmontó esta pieza con la intención de llevar a cabo una
limpieza, pero al observar lo sorprendente que era el objeto se reservó
para poderlo estudiar bien a fondo. En su lugar se subió una copia que
en la actualidad es la que prevalece.
Conclusión
La
colegiata se muestra en el siglo XXI en todo su esplendor, tanto físico
como espiritual. La iglesia ha recobrado sus funciones como tal y todas
las demás dependencias abiertas al público están restauradas y
perfectamente cuidadas. Goza además de una vida intelectual muy
interesante.
El recinto perteneciente a la basílica es mucho más extenso de lo que
el observador puede ver desde la plaza de San Isidoro. Existen una
serie de edificaciones, algunas muy antiguas que a raíz de las reformas
fueron recuperadas para su utilización. Con este fin se rehabilitó el
edificio del siglo XVI que se encuentra fuera del claustro —con ventanas
a la calle del Sacramento— para residencia de canónigos que hasta la
fecha andaban dispersos por otras dependencias. Se acomodaron las dos
plantas del ala este del segundo claustro para residencia de las
religiosas Discípulas de Jesús donde además abrieron un colegio de
Enseñanza Primaria. Para la Escuela Superior de Arte Sacro se
restauraron unas ruinas pertenecientes al antiguo palacio abacial. La
Escuela Taller tuvo también su lugar reservado en los bajos del segundo
claustro y la huerta contigua.