martes, 12 de julio de 2016

LOS MISTERIOS QUE OCULTA LA BASÍLICA DE SAN ISIDORO

                                                                

LA BASILICA DE LEÓN

BASÍLICA DE SAN ISIDORO
 
                                                                                                
BASÍLICA DE SAN ISIDORO
 Un edificio cuya construcción es un misterio, por fuerza alberga muchos enigmas. Personajes de la ultura sumeria, una cuba con vino que data de la época de Santo Martino, la identidad de los cadáveres que reposan en el Panteón Real, qué hay bajo este edificio o de dónde procede el gallo de la torre son algunas de las incógnitas que encierra la joya del románico.
Entre los secretos que los investigadores aún no han desentrañado hay numerosas inscripciones y pinturas murales inéditas, descubiertas durante los trabajos de limpieza de muros y paramentos de la iglesia, llevados a cabo en el verano del 2008, en los que se descubrió también que una de las columnas de la basílica es romana. La espesa mugre que ennegrecía el interior del templo había impedido apreciar el origen de este pilar.
La historiadora y cronista oficial de León, Margarita Torres Sevilla, realizó hace dos años un -˜barrido-™ del edificio románico con un georradar, que permitió localizar bajo el claustro un gran edificio de planta rectangular, abovedado y flanqueado por hileras de columnas. Durante décadas los historiadores han discutido si San Isidoro se erigió o no sobre los restos de un edific io romano. El historiador y arqueólogo John Williams, que excavó en San Isidoro en la década de los setenta, sostiene que no hay muros romanos bajo la iglesia. Por el contrario, el abad emérito de San Isidoro, Antonio Viñayo, cree que bajo el edificio hay un templo consagrado a Mercurio. El enigma podría estar a punto de resolverse. En las próximas semanas la colegiata sufrirá la mayor restauración de su historia. Aparte de la rehabilitación de la fachada principal, está prevista una excavación en el atrio, que va a ser rebajado, con el fin de suprimir los escalones de entrada a la iglesia -auténtica barrera arquitectónica-. Por fin, podría esclarecerse qué hay bajo los cimientos del edificio que ordenó construir Alfonso V y que luego engrandecerían Fernando I y Sancha. El leonés Gerardo Boto, profesor de la Universidad de Gerona, uno de los mayores expertos en la colegiata, ha declarado que «las excavaciones podrían demostrar la existencia de un palacio real en este lugar durante los siglos XI y XII. Boto cree que «bajo el atrio se esconden los elementos que podrían dar luz sobre cómo eran los palacios reales de la época». León ha tenido cuatro palacios reales: el de Ordoño II, (construido sobre las termas romanas y hoy bajo la Catedral), el de Palat del Rey, el de San Isidoro y el de Enrique II de Trastamara.
San Isidoro encierra demasiados secretos y algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de León. No hay que olvidar que entre sus muros se celebraron las primeras Cortes democráticas de Europa.
Criaturas extrañas. El templo está repleto de animales enigmáticos, que decoran desde capiteles a los sensacionales frescos del Panteón Real. Según Jesús Herrero, autor del Bestiario románico en España, «San Isidoro alberga una de las más destacadas, por no decir la más importante, colección de animales maravillosos: es única, no existe nada parecido en España». Es posible que el talento fabulador de los artistas que idearon estas extrañas criaturas sea consecuencia de que «no sabían bien cómo eran algunos animales y se los inventaban. A los elefantes les ponían la trompa en la cabeza». Sin embargo, hay personajes que no son fruto de la imaginación, porque exigen conocimientos de textos antiguos. El escritor Javier Sierra, autor del reciente best seller El ángel perdido, ha encontrado una extraña conexión entre San Isidoro y la catedral de Santiago de Compostela: son los dos únicos templos españoles en los que está representado Gilgamesh, que según la mitología sumeria, fue el quinto rey de Uruk. La leyenda de Gilgamesh es anterior en miles de años a la historia de Noé y el diluvio universal que relata el Génesis. «León fue una encrucijada del remoto mundo», según Sierra.
Para algunos investigadores, las extrañas criaturas con cuerpo humano y cabeza de animal se remontan a la iconografía egipcia. La pregunta es: ¿qué hacen a miles de kilómetros, miles de años después y en un templo cristiano? También en San Isidoro hay algunos dioses adoptados de la tradición romana; por ejemplo, en el Panteón Real aparece representado el dios Jano, que mira hacia dos lados.
El gallo islámico. Durante años pasó inadvertido en la torre de San Isidoro. Un gallo de leyenda, que advertía con sus cantos de la llegada de las tropas de Almanzor. Pero fue en el 2001, durante las obras de restauración de la torre cuando, al desmontar la veleta, los expertos percibieron que se trataba de una pieza excepcional. La prueba del carbono 14 determinó que era de cobre plomado recubierto de oro; por algo las tropas napoleónicas lo tiroteraon porque lo querían como botín -aún conserva los impactos-. Mide 87 centímetros de pico a cola y 57 de alto. Los análisis dataron el gallo en el siglo VI; es, por tanto, persa sasanida, anterior al Islam. Se trata de la única pieza conocida en el mundo, aunque en las crónicas bizantinas hay referencias que indican que el rey persa Kosroes II, que conquistó Jerusalén en el año 612, ordenó que todas las cruces que remataban las iglesias se cambiaran por gallos dorados como emblema personal del rey de reyes. Ha perdido las gemas que decoraban sus ojos. Se sabe además que no fue concebido como veleta. Lo que los investigadores no han descifrado aún es una inscripción hallada en su interior ni tampoco cómo llegó a León.
La cuba de Santo Martino. Es uno de los secretos mejor guardados. San Isidoro alberga una cuba de vino con 900 años de solera. Afirma el abad de la colegiata, Francisco Rodríguez Llamazares que no es ninguna leyenda. «Es un recuerdo de la vida del antiguo monasterio», dice. La barrica, al parecer, fue rellenada por primera vez por santo Martino en el siglo XII. Todos los años, en Jueves Santo, se extrae medio litro y se rellena con el doble de líquido. ¿A qué sabe el vino más antiguo del mundo? El abad, que es uno de los pocos privilegiados que lo ha degustado, asegura que «a brandy muy envejecido». También es secreto el escondrijo donde reposa la añeja cuba con una capacidad de dieciséis cántaras (unos 256 litros). La cuba está custodiada bajo tres llaves: una la posee el abad, otra el administrador y la identidad del dueño de la tercera, quizá para evitar saqueos, se mantiene también en secreto. Dicen que el rey Alfonso XIII renunció a beberlo un día que no era Jueves Santo, para no romper la tradición.
El poder de los astros. Sin duda, uno de los grandes misterios es por qué la fachada principal de San Isidoro está decorada con los signos del zodiaco, representación abiertamente pagana. Piscis, géminis, leo, acuario... aparecen grabados alrededor de la imagen de Cristo. Según Viñayo, «pro­vienen de un mitreo, de un lugar donde se practicó el culto a Mitra».
San Isidoro acumula decenas de tesoros donados por los reyes, así como códices únicos en el mundo. Entre tantas riquezas llama la atención un objeto de apenas cinco centímetros. Durante siglos ha sido una de las piezas más misteriosas de San Isidoro. En 1990 el «ídolo vikingo», como se conoce a esta pequeña figurita, fue descubierta «por casualidad» por arqueólogos daneses. El «ídolo», del siglo X, no está tallado en hueso de ciervo, lo que descarta su procedencia danesa; ahora se sabe que es de asta de reno, de ahí que su origen más probable sea Suecia o Noruega. Nadie sabe a ciencia cierta cómo el objeto vikingo más importante de España llegó a León. Viñayo sugiere dos hipótesis. Fueron los monarcas Fernando I y Doña Sancha quienes depositaron la figurita en San Isidoro tras hacerse con ella «bien como parte de un botín de guerra o bien como parte de un regalo» obsequiado por otros reyes de la Península Ibérica, probablemente musulmanes. La segunda versión apunta a que podría ser una ofrenda entregada por algún peregrino nórdico a San Isidoro. Los investigadores creen que el ídolo vikingo pertenece a un antiguo juego parecido al ajedrez.
1397124194 La Constitución de EE.UU . La actual capilla de los Quiñones fue anteriormente la sala capitular, donde se reunían los canónigos para tomar decisiones en votación democrática y secreta (con habas blancas y negras). Cuentan que sus estatutos eran tan democráticos que la Constitución de los Estados Unidos de América se inspiró en ellos.
Junto a decenas de tesoros, San Isidoro acumula miles de reliquias. Los reyes leoneses Fernando I y Sancha pusieron todo su empeño en conseguir las más ricas y codiciadas piezas de santos. En el año 1062 hicieron traer desde Sevilla el cuerpo de san Isidoro y desde el monasterio de Arlanza las reliquias de san Vicente de Ávila. Ya en el año 956 Sancho I El Gordo quiere construir un templo para albergar las reliquias de san Pelayo. San Isidoro también posee un trozo de la encina bajo la que oraba Abraham, así como el cuerpo de Santo Martino y, por separado, su mano -metida en un relicario-. También un trozo de la santa cruz. Aunque durante siglos la autenticidad de las reliquias fue indemostrable, curiosamente, un equipo de estomatólogos de Barcelona comprobó en los años 70 que la mandíbula de San Juan Bautista que conserva San Isidoro encaja perfectamente con el cráneo de este santo que se custodia en Roma...

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